El Señor es mi luz y mi salvación, el Señor es la defensa de mi vida. Si el Señor es mi luz, ¿a quién temeré?, ¿quién me hará temblar? 1.Una cosa pido al Señor: «habitar por siempre en su casa; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo santo». 2.No me escondas tu rostro, Señor, buscaré todo el día tu rostro. Si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor me recogerá. 3.Oh, Señor, enséñame el camino, guíame por la senda verdadera. Gozaré de la dulzura del Señor en la tierra de la vida.